Ser OTAKU es ser un HIKIKOMORI???

viernes, 9 de marzo de 2007



Durante mi viaje por la red para buscar la definición de un FAN, FANATICO Y OTAKU, así como su clara diferencia me he topado con los HIKIKOMORI (Sucidas Potenciales), he encontrado reportajes acerca de estos términos es un poco largo pero en demasía interesante porque al mismo tiempo que nos hace pensar en nosotros mismos, nos da un panorama mas real sobre la cultura japonesa y sus problemas, esta reseña la dividiré en partes tratando de detallar cada uno de los conceptos.
Estos conceptos los tome de la red por lo que al final dejare cada uno de los links para que quede documentada la fuente real.


OTAKU


Un otaku es conocido fuera de Japón como un nerd con gusto bastante marcado por anime y/o manga. En su país de origen, el significado es mas cercano a la definición de friki, una persona que se repliega sobre sí misma y vive únicamente para una afición, como los ordenadores, una cantante, automóviles o modelos a escala. Este término japonés ha pasado a Occidente con el significado de "aficionado al manga". En Japón el termino generalmente es despectivo, aunque recientemente, de la misma manera que geek, algunos japoneses lo emplean con orgullo. En occidente puede tener tanto connotaciones negativas como positivas, dependiendo de la comunidad en donde se utilice.

La palabra otaku proviene del japonés (o, una partícula honorífica) +  (taku, casa). Se empleó en los años 1980 como un pronombre de segunda persona entre los fotógrafos aficionados, aunque a medida que el término se fue extendiendo pasó a ser empleado por otros para referirse a los fotógrafos aficionados. Como los fotógrafos eran vistos como socialmente torpes, reclusivos y obsesionados con su afición, otaku fue adoptando esas connotaciones negativas y pasó a referirse a cualquier aficionado reclusivo y obsesivo. Un estereotipo común de otaku es el del hombre joven que vive en casa sin trabajo y tiene pocos contactos sociales fuera de su círculo de amigos otakus.

FANÁTICOS AL ATAQUE

Los comics japoneses (manga, en términos especializados), una industria tan adelantada como la del país asiático, inicio su avasallador avance cultural en la década de los cincuenta, pero no es sino hasta mediados de los ochenta, con la popularización en occidente del anime (las caricaturas televisadas), que se comienza ha hablar seriamente de su poder de convocatoria y la amplia influencia que logra implantar en sus seguidores.
Abarcando un amplio espectro de las motivaciones de la juventud nipona (sus taras, obsesiones, miedos, traumas y gustos) sus paginas tratan todo tipo de historias: samuráis, robots, sexo, romance, etcétera. La tipología en la que se subdivide el manga es la siguiente: kodomo son los títulos para los niños mas pequeños, shonen es para los varones entre 8 y 12 años. Las niñas leen los títulos de tipo Shoujo. Una vez que las mujeres pueden trabajar, suelen optar por los josei manga, y para los hombres adultos es que existen los seinen, amen del hentai, la versión pornográfica de los comics. Estos títulos representan en conjun6to el 40% de la producción editorial japonesa. Un gigante corporativo en forma de libros ilustrados.
Las industrias del manga y del anime son con frecuencia una sola. Sus autores ?las súper estrellas millonarias del Japón- muchas veces son los creadores de sus historias en forma impresa y en su versión para la televisión o el cine. Dos ejemplos de estos se encuentran encarnados en las personas de Ozamu Tezuka (con su personaje insignia, Astro Boy, responsable del gran salto de la cultura pop japonesa a occidente) y Katsuhiro Otomo (padre de Akira, el antihéroe ciberpunk)
Existe una serie de lineamientos o características que son propias de la caricaturas japonesas y que se pueden reconocer fácilmente: la iconografía de las expresiones faciales y corporales (venas saltadas para representar el enojo, los ojos grandes delos personajes, los peinados puntiagudos, las narices pequeñas, las cascadas de lagrimas cuando se llora, etc.), las onomatopeyas y su impresionante especificidad (existen signos para representar, por ejemplo, todo tipo de parpadeo: lento rápido y sus técnicas especificas (líneas de acción para representar movimiento, el uso de tramas de puntos y líneas en forma de transfers adhesivos para crear efectos de luz, sombra y altos contrastes). Son estas marcas una especie de impronta cultural que las hace fácilmente reconocibles en occidente.

MAMA, SOY UN OTAKU

De esta subcultura brota una especie de seres que representa la fuerza real del arte contemporáneo nipón: los otaku, una horda de fans enloquecidos con un solo objetivo en la mente: coleccionar todo lo relacionado con el manga y el animé. Mas a profundidad, es otaku es aquel que, en su desenfrenada carrera por convertirse en el mayor poseedor de objetos relacionados con su adoración, no tiene una vida o, en el mejor de los casos, la tiene empeñada ?al igual que su dinero, su tiempo y su esfuerzo-, en su batalla contra otros otaku mas talentosos o con mayores medios disponibles que el. Su existencia se ve casi absolutamente interferida por su obsesión. El termino en realidad significa ?tu casa?, pero su definición actual es mas cercana a la de fan boy, las versión estadounidense de los seres sin otras motivaciones que los comics y lo que tenga que ver con ellos. El termino, aparentemente, fue acuñado por un humorista y ensayista llamado Akio Nakamori, quien en 1983 se percato del inusual fenómeno social que comenzaba a gestarse y lo retrato en An Investigation of Otaku.
Básicamente, para encontrar un otaku habrá que buscársele en su propia casa, tirado en un sillón mientras hojea un ejemplar de cualquiera de las miles de mangas que se editan semanalmente en Japón. Pero el medio ambiente otaku es también aquel de la comike, las convenciones de comics que llegan a reunir hasta medio millón de gremlins-fans en sus ediciones de cada dos años. Los otaku son los outsiders del Japón, y las comike representan, usualmente, su único punto de encuentro con la sociedad. Allí, metidos en botargas y disfraces de su personajes predilectos ?fenómeno llamado cosplay, costume play, juego de disfraces-, parecen encontrar la empatía y la felicidad que les es negada en la calle. A fin de cuantas, su descripción física se acerca muchísimo a la del nerd del salón de clases: ?muchos de ellos sufren de dermatitis atópica y son anormalmente obesos. Son feos. Algunos son físicamente deformes. ¿Quién puede quererlos en Japón??. La anterior es la nada halagüeña definición de un otaku en labios de Takahashi Murakami, un artista plástico que se ha revolcado en el fango intestinal del manga.

MURAKAMI: POP, OTAKU Y TRAGEDIA

A la fecha, Murakami se ha convertido en un ejemplo sobresaliente de lo que en estos términos se puede denominar cultura pop japonesa. Nacido en 1962, posee una licenciatura en Nihon-Ga, un estilo grafico tradicional de su país y que data del siglo XIX ; pero en la década de los ochenta decidió separase de esta al darse cuanta de la poca relevancia que la vertiente artística tenia en la cultura contemporánea japonesa, y así fue como termino frente al manga y la simbología que gravita a su alrededor. Su obra muestra pinturas y esculturas con iconos que brotan de las paginas del cómic y la animación nipona. Con un mucho de inspiración en los artistas pop norteamericanos, quienes supieron trasplantar los aspectos de la cultura banal y la vida cotidiana en las tierras del arte (como Warhol hizo con los objetos de supermercado y las estrellas del cine, Jeff Koons con la pornografía y el mal gusto y Liechtenstein con el cómic) , Murakami le da forma a lo que los críticos denominan otaku deconstructivista y que en su universo se llama poku, palabra que surge de unir los términos pop y otaku.
Sus personajes son calcados de la imaginería que puebla el pop japonés: Hello Kitty, Sailor Moon, Pokémon; pero con un twist perverso que les da un aura sexual, casi diabólica: Sailor Girls expulsando leche de sus descomunales senos, Sailor Boys eyaculando en torrentes exagerados, iconos que parecieran salidos del microcosmos Sanrio (aquel en el que viven Kitty y sus amigos) pero con rasgos agresivos, demoníacos. ¿Por qué si la estética japonesa abreva de uno de los paradigmas de la estética posmoderna de la isla Kawaii, la ternura-, ha de crear monstruos como los del universo (o mangaverse, como se le denomina en Marvel) del tipo de Murakami?.

COMIC STRIPS SERIAL KILLERS (PERO EN JAPONES)

El caso: los cuerpos de mas de diez mujeres son hallados descuartizados y con miembros faltantes. Las autopsias indican que el agresor ha abusado de ellas previo a su desmembramiento. Todas las victimas son menores de edad: entre 6 y 12 años. Tras las minuciosas investigaciones, un hombre es arrestado. Su edad: 28 años. Su nombre: Tsutomu Kiyazaki. Lo particularmente relevante: Kiyazaki era un otaku. Inmediatamente después de su arresto, en la televisión comienzan a aparecer, como en cascada, imágenes desde el interior de su casa (no lo perdamos de vista, es su otaku) su recamara: la del típico fan (afiches, libreros, del suelo al techo, repletos de videos de anime, volúmenes y mas volúmenes de manga; ni un mueble, todo es manga). Es mas, su cuarto es siniestramente parecido al de Murakami. Su madre ?la de Murakami-, al ver las imágenes, naturalmente se escandaliza. ?¿Estas bien??, le pregunta. Murakami se defiende explicando los oscuros matices de la cultura otaku ?los intestinos del Manga: ?Yo soy uno de esos losers que fallo en su intento de convertirse en un rey del otaku. Solo alguien con una memoria tan amplia como para debatir puede hacerlo?. Explica que Kiyazaki, el asesino de ninfetas, era también un derrotado incapaz de acumular la información suficiente, y agrega: ?Su colección de objetos tampoco era tan chida?. Kiyazaki era como Murakami, quien añade: ?lo único que lo hacia ?diferente? a nosotros era que el vídeo grababa los cadáveres de las niñas que asesinaba?. ¿Las motivaciones? El reporte policial decía: ?el hombre confeso que violo, fotografió y mato a las niñas? también declaro que veía tanto anime y estaba tan en tono con los suaves cuerpos de las chicas que nunca en realidad llego a desear a ninguna mujer adulta de carne y hueso?. En el fanzine Invasión, dedicado a la cultura japonesa, Jorge Grajales nos da un dato sobre la cultura contemporánea nipona y su bizarra conexión con el manga: ?Aparte de personas que desafortunadamente son mentalmente inestables o adictas alcohol, los cambios en la sociedad y la cultura de negocios en Japón durante los pasados 20 años han provocado un incremento en la población de indigentes?. Grajales expone un terrible incendio en Shinjuku, un área que, similar a la escena squatter de Hollywood, California, solía albergar a los vagabundos y que, por el incidente, termino dispersándose hacia otros lugares. He aquí la ocupación de los sin techo: ?Muchos de ellos hacen dinero pepenando revista y manga de la basura, limpiándolos y vendiéndolos en la calle por cien yenes?. En 1988 se alcanzo la cifra de 3 billones de mangas impresas; sirva este dato para calcular la elefantiásica importancia del maga en Japón y su inevitable aterrizaje en las alcantarillas de la vida urbana nipona. ?Si vas a un consultorio medico, en vez de Newsweek hay comics?, relata Leyna Marika en Girlz+Comix Japanese, un articulo aparecido en el fanzine Ben is dead de 1998, y en el cual desmenuza la cultura del cómic en Japón.
El manga y las alcantarillas de la extraña forma de vida japonesa conviven en un mismo espacio. Para Murakami es posible explicar muchos aspectos de la cultura contemporánea del Japón por medio del poku, su situación actual, su pasado milenario (y el mas cercano, con Hiroshima y Nagasaki opacando el paisaje) y el futuro que acecha. Su obra, compuesta evidentemente por elementos festivos, intenta llamar la atención sobre la desesperanza del japonés. Su trabajo es ?un registro de la lucha que libra la gente discriminada?. El termino otaku es despectivo en Japón, no así en Estados Unidos, en donde los fans hardcore lo portan con honor y orgullo. En Japón atiende a los estereotipos nacidos del caso Miyazaki: los otakus son los sociópatas, aunque la juventud y la niñez japonesa tenga en su haber mas casos violentos sin ser parte de la tribu del manga: niños que asesinan a sus padres golpeándolos con bates con punta de metal, o el caso de un bebe de un año que tomo las llaves de la camioneta de su padre y la estrello en el jardín del vecino pues había ?aprendido? a manejar viendo a su padre a manejar videojuegos.
La alineación de los jóvenes japoneses es el rasgo de la generación de la posguerra, la cual se educa en las paginas del manga; así como los adolescentes occidentales de la Generación Nintendo maman su educación de las ubres de sus consolas, ¿cuál será la instrucción que están recibiendo los niños mexicanos?.

Tipos de otaku

Aparte del anime otaku (que a veces ven anime durante días y días sin descanso) y manga otaku, la cultura friki japonesa tiene muchas más variedades, como el pasokon otaku (fanático de los ordenadores - pasokon es la abreviatura japonesa de personal computer), el gemu otaku (fanático de los videojuegos) y los fanáticos de las idols o cantantes jóvenes y guapas de moda. Tanto en Japón como en Occidente el término otaku se puede emplear de forma positiva o negativa, aunque en Japón tiene connotaciones negativas más fuertes.

Un subconjunto de los otakus son los llamados Akiba-kei, que pasan mucho tiempo en el barrio de Akihabara en Tokio, y están principalmente obsesionados por el anime, las idols y los videojuegos.

Palabras japonesas empleadas en la cultura otaku

La cultura otaku fuera de Japón suele hacer uso de muchas palabras japonesas. El otaku empleará frases japonesas en conjunción con su idioma nativo (inglés, español...).

Los préstamos lingüísticos más comunes en la cultura otaku son:

* anime (, aunque su uso ya está más extendido)
* baka (, tonto, idiota), del que se derivan otras palabras como bakayaro o bakamono
* bishonen/bishojo
* demo (pero)
* hai (, afirmativo)
* Honoríficos japoneses: -chan , -kun , -san , -sama , respectivamente un honorífico diminutivo (especialmente para niños y mujeres jóvenes); para los de menor edad, para los que están en una posición igual o superior y los que están muy por encima de uno. En Japón, el uso de estos títulos es muy subjetivo y sutil, de forma que si la relación de una persona con otra no está clara, se utiliza "-san" por defecto.
* kawaii (, guapo, mono)
* manga (, aunque su uso ya está más extendido)
* nani? (, ¿qué?)
* oekaki ()
* omake ()
* omoshiroi (, interesante, entretenido)
* oneesan, oniisan (, respectivamente hermana mayor, hermano mayor)
* onegai (, por favor)
* otaku ()
* senpai (, honorífico para referirse a un miembro de una organización o similar que es tiene más tiempo dentro de ésta que uno)
* sensei (, profesor o doctor)
* sugoi (, expresión de sorpresa o entusiasmo equivalente a "genial!")
* wai (o waaaaai, indica emoción)

También se utilizan a menudo otras palabras como kowai (, asustador), urusai (, literalmente molesto o ruidoso, también comúnmente utilizado como "cállate"), chikusho (, interjección de enfado, "¡mierda!"), así como los saludos japoneses y las palabras que designan géneros de manga (shonen, shojo, yaoi...).


Cultura otaku y medios de comunicación

Existen diversos medios de información para que los otakus estén informados, como programas determinados en la radio o la televisión e incluso emisoras y canales dedicados por completo al anime y a la cultura japonesa, aunque en la actualidad Internet es posiblemente el medio más utilizado.

Éstas son algunas de las revistas que cubren la cultura otaku, especialmente manga y anime:

* Minami, revista llevada por Lázaro Muñoz y Rafa del Río con otros colaboradores, conocida como la más importante de España. El nombre significa "sur".
* Mision Tokyo Magazine
* Dokan, cuyo nombre es la onomatopeya para un golpe.
* Shirase
* AniMangaWeb Revista digital de distribución libre en la red.
* AniFreak Revista On-line de publicación bimestral (completamente gratis, creada por "otakus")
* Conexión Manga



Hikikomori, ¿Suicidas potenciales?

Hikikomori en japonés significa inhibición, reclusión, aislamiento y este es el nombre que se ha puesto al trastorno que padecen cerca de 1.200.000 chicos japoneses.


Estos adolescentes deciden encerrarse en su habitación o en una parte de su casa después de suspender un examen o tener un desengaño amoroso y lo que empieza por una chiquillada acaba convirtiéndose en años de reclusión voluntaria. La familia resignada no hace más que pasarle la comida sin poder mediar palabra con él. En la habitación suelen tener TV, PlayStation y todo lo necesario para no tener que salir. Se suelen pasar la noche jugando a los juegos y las consolas que sus padres les proporcionan (que son todas las que quieren) y los días durmiendo.

Un corresponsal en Japón de BBC News relató su experiencia con uno de estos jóvenes: "lo conocí sólo como el muchacho en la cocina. Su madre, Yoshiko, no me dijo su nombre temerosa de que los vecinos descubrieran su secreto. Su hijo tiene 17 años. Tres años atrás estaba triste con la escuela y empezó a hacerse la rata. Un día entró a la cocina, cerró la puerta y se negó a volver a salir. También impide el ingreso de nadie. La familia debió construir una nueva cocina. El baño está pegado a la cocina, pero él sólo se baña una vez cada seis meses".

En una sociedad en la que tener un hijo con este trastorno es una vergüenza, donde si un menor deja de ir a la escuela nadie hace nada por él, donde este trastorno (que es descaradamente afectivo y psicológico) se atribuye toda la culpa a la familia y no se interviene de modo oficial para que el adolescente lleve una vida digna, lo más lógico parece que si un adolescente se encierra durante 5 años en su habitación nadie haga nada.

Las cifras son para preocuparse ya que 1 de cada 10 adolescentes japoneses sufren hikikomori y este fenómeno… se produce casi exclusivamente en Japón. Parece fácil sacar conclusiones al referirse a un sólo país, como que es una cultura opresiva con los menores, donde es mejor encerrarse que suspender un examen, es una sociedad muy centrada en los videojuegos y la tecnología pasando por alto las necesarias relaciones humanas, parece que estos chicos no están preparados para relacionarse o para solucionar un problema y que todo esto lleva a estos niños a buscar refugio en su habitación.

Para un adolescente es normal que no haya lugar mas seguro que sus 4 paredes, es como esconderte debajo de la manta o poner la cabeza bajo tierra como las avestruces, buscar el lugar donde nadie puede atacarte, nadie puede suspenderte ni dejarte, nada puede salir mal si nada arriesgas y en una situación de gran tensión social y emocional lo mas fácil es encerrarse y dejar pasar los años.

Dentro del trastorno hay diferentes perfiles: algunos salen por la noche pero rehúyen la compañía y la conversación, otros al sentir presión por sus padres para hablar o salir del cuarto se ponen violentos o amenazan con el suicidio, otros hablan un poco con la familia. El 41 % de los afectados están entre 1 y 5 años en sus habitaciones. Existen casos de comorbilidad con otros trastornos como depresión, ansiedad, agorafobia pero también hay casos en que no se da.

En Japón se están publicando muchos libros sobre el tema respondiendo a lo que supongo debe ser una alarma social pero subterránea (la familia suele esconder el hecho de tener un hijo en esta situación). Como es de suponer existen clínicas especializadas pero en ellas sólo ingresan los chavales que se prestan voluntariamente y el porcentaje es muy pequeño.

Expertos japoneses y extranjeros ya han dedicado extensos ensayos al fenómeno. El novelista y realizador cinematográfico Ryu Murakami lo explica como "la consecuencia del fenómeno de crecimiento de la economía japonesa durante la segunda mitad del siglo XX". Algunos expertos consideran al hikikomori como una epidemia, aunque lamentablemente "subterránea", al ser cómplice, en la mayoría de los casos, la familia del comportamiento "anormal" de estos muchachos.

Por su parte el psiquiatra Dr. Tamaki Saito apunta como causa de esta situación a las mentiras que se han ido propagando dentro sobre los valores históricos de la sociedad japonesa donde la poesía y la música tradicional celebran a menudo la nobleza de la soledad y la relación que en ese marco se establece entre los muchachos y el papel asignado a la madre, que cuida de ellos hasta bien entrados en la madurez.

Su dinámica es muy similar a la del otaku tradicional: su refugio lo acondicionan con los gadgets necesarios para sobrevivir al aislamiento: videojuegos, mangas, conexión a Internet, tele por cable, CD. En www.tako.ne.jp un hikikomori describe: ?duermo hasta que mis ojos casi se pudren?. Los padres aceptan llevar la pesada carga por una razón cultural que los orilla a esperar a que todo se resuelva, aunque no siempre es así. La causa de este desorden mental (combinación de depresión, estrés escolar, fracaso, novatadas, decepción y falta de capacidad para adaptarse al medio social) no siempre es superada: a veces el resultado final es el suicidio, cuadros violentos o la muerte en manos de los propios padres.
El numero de hikikomoris en Japón es exageradamente alto: la cifra oficial habla se seis mil, aunque los reportes psiquiátricos reportan que posiblemente mas de un millón de jóvenes lo son (diez por ciento de la población), y como consecuencia de los actos violentos que llegan a realizar, se les atribuye el crecimiento en las cifras de actos vandálicos. El los primeros meses del año 2000, el numero de crímenes juveniles se incremento un 15 por ciento, y la mirada se poso en el bizarro fenómeno sociológico. La estigmatización de estos seres poco a poco va creando una válvula de escape para el otaku de toda la vida: el otaku es indefenso (aunque habría que preguntarle a Kiyazaki), mientras que los hikikomoris se han visto envueltos en terribles casos de violación, homicidio y secuestro (¿qué tal el de una niña de nueve años que fue liberada tras tres días de reclusión forzada por un hikikomori?), entre otras lindezas.
La forma de vida de la segunda economía mundial arroja sus heces a la cara del occidental que se alarma por los últimos recursos del japonés: el milenario y mortal harakiri es bien conocido, aunque lentamente se van añadiendo nuevas formas de suicidio: lanzarse al paso de trenes en marcha, aventarse de edificios y ahora con Internet , la concertación de citas para llevar acabo suicidios en grupo por medio de la inhalación de los gases tóxicos de los automóviles.

http://miarroba.com/foros/ver.php?foroid=455394&temaid=3074030
http://www.macuarium.com/foro/lofiversion/index.php/t103741.html
http://www.imperioanime.com/otaku_.html
http://es.wikipedia.org/wiki/Otaku/







3 comentarios:

Anónimo dijo...

ce que se deberia dar mas importancia a esta cutura, ya que no se sabe lo que estos jovenes, los que pertenecen a esta seudocutura, aran con su vida con la sociedad entra.

Anónimo dijo...

Creo que lo mas preocupante es que por desgracia en latinoamerica hay muy poca informacion con el fenomeno Otaku,y esto causa muchos problemas con muchos jovencitos que de ser simples aficonados del anime y manga son manejados por algunos antisociales en la mayoria de los fors de anime y manga...y nuestras autoridades correspondientes no han tomado cartas en el asunto,mas un las paginas de lolitas y hentai que abundan por el internet tanto de España y latinoamerica, esto deja a nuestros hijos a merced de posibles pedofilos antisociales; pero creo que si deberia haber un estudio serio sobre el fenomeno por parte de nuestras autoridades.
No es que este en contra del anime o comics,pero creo que este fenomeno tiene ya su particular forma en nuestro pais y creo que los padres familia debemos guiar con mucho tacto y cuidado que ven o que hacen nuestros hijos.

Yumegari Li Den dijo...

Pienso que en cada pais se da el fenomeno Otaku de diferentes formas, y creo que el nivel de fanatismo que en todo genero (Musica, Cine, Deportes, Computacion, etc) existen personas que pierden la realidad, y pienso que en anime comienza a entrar dentro de los grandes rublos de peligro a caer en el fanatismo, y aun cuando el anime y el manga no fuera conocido, exitirian en el mundo pedofilos sexuales y gente antisocial, porque el ser humano es asi busca cualquier argumento para sacar sus psiquis, asi que realmente es trabajo de los padres poder orientar y enseñar bien las direncias entre lo bueno, lo malo y lo sano. En cuanto al anime y al manga los padres son los primedos que deben de educarse sobre todo en latinoamerica ya que aun existe la creencia que todo lo que es dibujo animado es para niños, cuando en realidad esta claramente clasificado, por lo que lamentablemente se han susitado algunas desgracias relancionado este arte, y como siempre terminan hechando la culpa a la tv su falta de cuidado con los niños. Y bueno como fans de este arte hay que comenzar a educuar a los que estan a nuestro alrededor.